10 de marzo de 2011

El Barça lucha por un final feliz

La eliminatoria entre Barça y Arsenal ha estado a la altura de un buen guión cinematográfico: traición, polémica, suspense… pero, al final, ganan los buenos. Luchando contra los elementos durante toda la trama, al Barça le dio tiempo de enmendar sus propios defectos y los impedimentos externos para terminar imponiéndose como el “bueno”, no por bondad, sí por calidad.

La falta de tono en ataque que arrastra el equipo favoreció que el duelo estuviera envuelto de tensión hasta el final. Bueno para el espectáculo, desde luego. Ya en la ida, el equipo catalán dominó buena parte del partido, acaparando, como suele hacer, la posesión y las ocasiones. Sin embargo, terminó conformándose con el solitario gol de Villa y lo pagó caro, en diez minutos en los que el Arsenal traicionó el orden natural de las cosas. Los dos goles de los ingleses, en la fase final del partido, supusieron un bofetón justificable, merecido incluso. Dos contraataques letales, superiores en estética al fútbol-control culé, tornado estéril e injustificadamente parsimonioso.

El 2-1 de la ida aportó un argumento evidente al discurso de Guardiola, tradicionalmente prudente. Aun así, el resultado obtenido en el Emirates se pudo interpretar como un reto asumible para los culés, teniendo en cuenta el valor que tiene marcar fuera de casa y, sobre todo, el factor Camp Nou. En los últimos dos años (campeón en 2009 y semifinalista en la edición pasada), el Barça no había ganado ningún partido fuera de casa en eliminatorias de Champions. Todo enmendado gracias al ‘estadi’.

La eliminatoria entre catalanes y londinenses ha estado repleta de matices, inflexiones, polémicas y tensión, algo que ha dotado de heroicidad la remontada del Barça. Una de las razones por las que el culé debe sentirse especialmente orgulloso es porque lo del martes no deja de ser una remontada. Acostumbrados a manejar los partidos desde el terreno de juego y el marcador, esta victoria ha resaltado la mentalidad del grupo, toda vez que el trabajo y la calidad son conocidos. Cuando no hay lucidez, se ha sabido tirar de casta, el argumento a recurrir cuando no se puede acceder a la excelencia.

Viendo los apuros por los que pasó el Barça el martes, queda el consuelo de que hay posibilidad de mejorar el rendimiento, tanto a nivel individual como grupal. Y no sería ninguna incertidumbre. De hecho, la mejor versión conocida lo ganó todo en un 2009 mágico. Hoy vuelve a estar en una situación privilegiada para soñar con culminar un mes de mayo antológico.

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