11 de marzo de 2011

Aplausos a Mascherano

Vengo escuchando y leyendo críticas  a la reacción de parte de los presentes en la rueda de prensa de Mascherano del pasado martes, tras la victoria ante el Arsenal. En resumen, ‘El Jefecito’ habla sorprendentemente claro para lo que es la tónica habitual de un acontecimiento así, y dice cosas como las siguientes:


Los aplausos de los periodistas al final de la conferencia han sido considerados por algunos como improcedentes y como un ejemplo más del ‘forofismo’ que, es cierto, habita y prospera en los bandos, cada vez más radicalizados, de la prensa deportiva española. Yo tengo un punto de vista totalmente contrario y me gustaría expresarlo.

Los aplausos se producen tras la rueda de prensa, por lo que la labor del periodista ya ha acabado. Su cometido es, durante la comparecencia del futbolista, intentar generar declaraciones noticiables con sus preguntas. Ya no hablamos de objetividad, porque la mayoría de las veces esas preguntas han de ser pretenciosas para que el protagonista pique y diga lo que la gente quiere escuchar. Normalmente, el sujeto nunca entra al trapo, y las ruedas de prensa se convierten en la vergüenza del periodismo deportivo: una oda a la banalidad y un ejercicio de idolatría al cazurro.

Volviendo al caso concreto, el otro día los periodistas lo tuvieron fácil con Mascherano. La actuación arbitral fue desacertada en muchos momentos, el árbitro expulsó a Van Persie por una tontería después de indultarlo… El Arsenal (Wenger, Nasri…) declaró pronto su indignación. 19 tiros del Barça, 0 del Arsenal, destacaría la portada de L’Equipe al día siguiente:


La tensión vivida durante el partido y la polémica suscitada pese a las evidencias futbolísticas fueron suficientes para encender, por sí solas, a Javier Mascherano. Los periodistas no tuvieron más que hacer una mínima referencia a las circunstancias para que el argentino ofreciera una muy jugosa rueda de prensa, crecido por su progresión ascendente, su partidazo y su protagonismo clave robando un balón milagrosamente al final del partido.

Y pese a todo, hay que estar triste. Defender una hipotética neutralidad en post de preservar los presuntos valores del periodismo es bastante hipócrita en este caso. Por eso considero razonable que aplaudiera y manifestara su entusiasmo quien quisiera, en este caso los periodistas dedicados a cubrir al Barça. Como si no se conocieran las caras y los colores de cada uno. Como si no se supiera ya que hay periodistas especializados que viven por y para ese club, y no pasa nada. Por eso, reitero, es hipócrita ofenderse ante eso.

El trabajo de esos periodistas, insisto, está durante y después de la rueda de prensa, cuando elaboren las piezas, artículos o cortes que les toquen. Y es eso lo que hay que evaluar.  No puede ser condenable que alguien celebre ya sea el triunfo de su equipo, haber sido espectador de un partidazo o, simplemente, haber sido testigo de una rueda de prensa jugosa, por una vez. Vamos a quitarnos las caretas y a criticar lo que de verdad es grave. Que no voy a aleccionar con ejemplos pero esto, seguro que no.

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