5 de diciembre de 2010

El once de la alegría

He tardado tanto en actualizar el blog tras el Clásico porque, entre otras cosas, no estoy facultado para ofrecer la calidad literaria de las crónicas de Ramón Besa. Firmo bajo cada una de sus palabras en el relato sobre el histórico 5-0 del lunes. La emoción, la euforia y el placer fueron tales que materializar con palabras esas sensaciones haría que éstas mismas perdieran su intensidad.


Sobre el partido en sí, todo el mundo vio lo que pasó. Mi inquietud estaba en si el Real Madrid atosigaría especialmente desde el centro del campo para salir rápido. Y no fue así. El entrenador merengue, antes traductor, se la jugó con el 'Once de la Alegría', que anoche contra el Valencia fue el de la 'Antidepresión', rehaciéndose de la crisis existencial que el paso por el Camp Nou les provocó.


Ya vuelve el Madrid a su Liga: la de ganar a todos menos al Barça, con la prensa deportiva más poderosa de su lado, presionando por desgastar al Barça día a día, inflando la ilusión de los ilusos y vendiendo antidepresivos cada vez que se les pincha el globo, tras cada Clásico. Tras CADA Clásico. Es que la máquina de manipulación quema mucho. Más cuando uno quiere ser periodista deportivo.

En definitiva, es innegable que las circunstancias en las que llegaba este partido han contribuido a vivir un plus de euforia ante un nuevo baño futbolístico que, al fin y al cabo, no dejó de ser justo y necesario.

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